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Las caseras de los mercados, los muertos del cementerio de San Diego, la Virgen del Panecillo y personajes como Manuelita Sáenz, Simón Bolívar y Tránsito Amaguaña se tomaron los buses y estaciones del Trolebús y Ecovía a través un grupo de artistas que, a través de la narrativa, pretenden instalar en la memoria de los quiteños el proyecto “Memoriandante”.
Esta actividad se efectuará hasta el lunes 23 de mayo en la parada El Recreo del Trolebús y a lo largo de las estaciones de la Ecovía. Los ciudadanos que usan las líneas de bus que pasan por la avenida Patria también podrán dejar un momento sus problemas para escuchar una narración sobre personajes de Quito y Latinoamérica.
En el proyecto participan narradores orales profesionales que, en horarios de 10:00 a 12:00 y de 17:00 a 19:00, se instalan en las estaciones para contarles microcuentos a los transeúntes. Los narradores forman parte de los colectivos “Los de a pie ” y “La Puerta”.
Para estos grupos, la actividad que empezaron a ejecutar el pasado martes refuerza la identidad nacional y la hermandad con países amigos. El principal objetivo que persiguen es recuperar la importancia de la palabra, porque es esencial para los pueblos y ayuda a mantener su memoria social e histórica. Tania Benítez, una de las narradoras, explicó que se han seleccionado textos de escritores ecuatorianos y latinoamericanos para narrarlos.
Romper la rutina
“Queremos que por un momento las personas rompan su cotidianidad y dejen de pensar en sus problemas o en los apuros”, explicó Marián Morillo una de las narradoras.
“Mi cuento preferido es el de la Virgen del Panecillo, que dice que la virgen baja en las noches de su altar para meterse en el cuerpo de alguna joven y vivir sus experiencias. Me gusta porque te hace cuestionar si la virgen es feliz en su condición de virgen”, dijo Morillo mientras se preparaba para contarles cuentos a los transeúntes.
Para Geovany Pangol lo mejor que puede pasar es que la gente, luego de escuchar los microcuentos, llegue a sus hogares y comparta con su familia lo que ha escuchado ese día.
“Ha sido una experiencia genial poder compartir con la ciudadanía y subirnos al bus y romper la cotidianidad de la gente. Ellos a ratos miran a un lado o al otro, pero sabemos que están escuchando” Mabel Cruz, una pequeña estudiante de ocho años de edad, estuvo al mediodía en la estación del Trole, al sur de la ciudad. “Me gustó el cuento de la vaca. Yo me estoy yendo a mi casa y le voy a contar a mi mami sobre la vaca”, dijo Mabel.
Mientras la gente esperaba para subir a los buses del Trole los narradores los despedían con cuentos. Cecilia Echeverría, una ciudadana de 57 años, señaló que la iniciativa le parece interesante y que para ella es un momento para relajarse. “Así puedo conocer un poco más de los personajes de Quito y de la historia”, comentó Echeverría.
Para cerrar las presentaciones los narradores se acercaron a una pareja de adultos mayores. Aída Vaca, expresó su alegría al escuchar un poema dedicado a ella y su esposo. “Es muy linda esta actividad, es como si yo le dijera el poema a él”, dijo señalando a su esposo Gustavo que la acompañaba en ese momento.
