miércoles, 6 de julio de 2011

MEMORIANDANTE UNA SORPRESA EN EL BUS

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La bocina de una ambulancia suena en la avenida Patria. Son las 11:00. El vehículo pugna por abrirse paso entre todos los autos, la congestión es terrible. Se siente desesperación, tensión, estrés. En medio de esto, dos hombres con sombrero de ala ancha caminan en dirección contraria a los buses. Mirándolos. De pronto, deciden subirse a uno. Piden al chofer, que por favor baje el volumen de la radio. Nadie sabe lo que pasa. Se nota que no son pasajeros. Todos se asombran de su presencia. Los viajeros expresan curiosidad e intriga en sus rostros .

De pronto, los dos hombres inician un diálogo entre ellos. El uno dice y el otro completa frases de un poema que dura cinco minutos aproximadamente. Hablan de cuando murió Julio Jaramillo. Cuentan que "ese día la gente llegaba desde Lomas de Sargentillo, que venían desde Pechiche, de Vueltalarga venían sólo para ver como cantaba de muerto".

A la mitad del poema, ya todos en el bus están enganchados. Quieren seguir escuchando qué más pasó ese día. Hugo Palacios y Sergio Silva alzan la voz, tienen un manejo vocal diferente, elaborado, educado. Los dos hacen teatro y eso les ayuda para dar más expresión al relato que presentan en el bus. Su actuación no es improvisada. Todo es coordinado.

El relato sigue y sigue. En un costado, una señora escucha atenta mientras teje lo que será un saco de color morado. Más allá un niño se levanta de su asiento y escucha atento. Va feliz y entretenido. En la primera fila una mujer de la tercera edad, alza su mirada. Parece que recuerda todo lo que dicen los narradores.

Al fin el show termina. Los rostros han cambiado. La gente parece menos tensionada. Los niños sonríen, las personas piden otro poema y el chofer del bus se olvidó por un momento de la congestión y sonrió varias veces en medio del relato. Hubo sonrisa y todo por el precio de nada. Hugo y Sergio se bajan de la unidad y no piden colaboración, aunque la gente queda muy satisfecha y a veces quiere retribuir la distracción con una moneda. Es gratis. Pero, reciben con gusto los aplausos que nunca faltan.

Ellos forman parte del proyecto Memoriandante, que busca llevar la cultura a través de esta forma de expresión. Se trata del primer Festival Itinerante de Memoria Oral, que empezó el 17 y terminó el 23 de mayo y que tuvo como objetivo apropiarse del espacio público para compartir cuentos, poemas, trabalenguas, amorfinos. Para hacerlo eligieron la avenida Patria, entre otros lugares, porque la congestión que se presenta en este trayecto es ideal para su presentación. Ellos no se subían a cualquier bus.

Elegían siempre uno en que todos estén sentados y que tenga público. Además, los buses que van por esta ruta se movilizan más despacio por lo que no había ruido del motor que los interrumpa.  Hugo Palacios es el creador de este espacio. Cuenta que el proyecto busca llevar y reivindicar la palabra a ciertos lugares y refrescar la memoria. Por eso en las narraciones tocan personajes históricos como Tránsito Amaguaña o Simón Bolívar. Contaron de su vida y recitaron los poemas y los relatos que sobre ellos y otros hombres y mujeres notables se han escrito para que la gente sienta curiosidad y se motive a leer.

En este trabajo están inmersos narradores de forma permanente.  Todas con anécdotas y casos jocosos. Por ejemplo, no faltó el típico borrachito que también colaboró con la narración y que interrumpió la poesía a cada rato para decir que él sí sabía de eso, que estuvo presente en ese instante o que alguien le contó que no fue así.  En medio del esmog, el sol, la contaminación y el estrés quisieron que el cuento llegara al corazón de la gente y que saliera de la academia.




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