lunes, 16 de abril de 2012

Edgar Allan García se sube a los buses con Memoriandante


La primera vez que ella se fue con otro, volvió a la semana. Le dijo sollozando que no sabía lo que le había sucedido, que por favor la perdonara. Él, al principio, no quiso que se quedara pero tras sus ruegos lastimeros, aceptó con la única condición de que fuera la última vez. A poco ella se marchó con otro más, sin embargo, cuando ella regresó a casa compungida, él solo la acogió con un abrazo silencioso. Las escapadas se repitieron a lo largo de los años y él, pese a la indignación de su propia familia, la acogía una y otra vez con mimos y hasta regalos. Había comprendido tempranamente que ella buscaba a otros como un pretexto para extrañarlo y que nada era más hermoso que sentir como ella volvía apasionada y amorosa a sus brazos.

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